Hoy os hablamos de la ciudad de Colonia (Köln, en Alemán).
Teníamos muchísima ilusión por ver esta ciudad y, en concreto, la Catedral.
La experiencia en Colonia fue un poco agridulce... quizá la visita más extraña de nuestro viaje por las diversas ciudades que escogimos. Había un ambiente extraño en la ciudad, habían celebrado alguna festividad y desde luego, la ciudad nos decepcionó ya que estaba todo sucio... pero aún así, no desistimos y fuimos en busca de la Catedral.
Cuándo dejamos el coche aparcado, lo primero que vimos fue una iglesia en ruinas, aunque no logramos saber cuál era, aquí os dejamos unas fotos...

Seguimos caminando y llegamos finalmente a la calle principal, dónde nos llevamos una desilusión, ya no sólo por el ambiente enrarecido de la ciudad, si no por que más que encontrarnos un pueblo tipo Hamelín, cómo nosotros esperábamos, nos encontramos tiendas y restaurantes de comida rápida a ambos lados de la calle y muchísima gente de aspecto extraño... mendigos, manifestantes sirios o gente simpatizante reivindicando algo... un mes más tarde se daría el suceso amargo ocurrido en la ciudad aprovechando la festividad de Año Nuevo.
Llegamos a la Catedral, realmente valió la pena ir para verla. Todas las palabras para explicar lo gigantesca que es se quedarían cortas... es simplemente IM-PRE-SIO-NAN-TE. Si vais a Colonia (si no os hemos quitado mucho la ilusión por ir, esperamos que no...), desde luego, no debéis perderos la Catedral, aunque sólo sea por visitarla... (nosotros fuimos más bien por eso mismo). Es una de esas cosas en las que, cómo ya hemos dicho en alguna ocasión, por muchas fotos que hagas, nunca se logra ver lo realmente imponente que es el edificio. El aspecto ennegrecido por el fuego de hace tantos años le da un aspecto realmente curioso a la par de misterioso y, para nuestro gusto, bello.





La verdad es que es sencillamente preciosa y sin duda, lo más impactante que vimos en todo nuestro viaje por Alemania. Hay también un museo en los sótanos dedicado a piezas de la iglesia dónde podéis ver ropas de varios clérigos, báculos, joyas, vasos, algún cáliz... todos ellos ostentosos a más no poder. Sin duda, merece la pena visitar la Catedral.
Al acabar la visita fuimos al museo de la Colonia y al del chocolate, triste desilusión, sobre todo por el último, por que ya estaban cerrando...







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